¿Cómo diferenciamos un olivo de un acebuche?

Hoy, 26 de noviembre, es el día del olivo. Ese árbol que tantas alegrías nos da a quienes vivimos (y degustamos) del bien más preciado que nos da: las aceitunas y, en consecuencia, el aceite. 

Para celebrar este día se nos ha ocurrido despejar de una vez la duda que a más de uno le salta en la cabeza. ¿Cuál es la diferencia entre un olivo y un acebuche? Sabemos que son distintos, ¿pero somos capaces de establecer una clara diferencia cuando tenemos que explicarlo? 

¿En qué se parecen el olivo y el acebuche? 

La principal diferencia que podemos encontrar entre ambos es su localización. El olivo ocupa las zonas llanas de cultivo, mientras que los acebuches aparecen dispersos entre el matorral mediterráneo. Ahora bien, cuando vemos una foto o nos encontramos con alguno en persona, nos preguntamos: «¿Esto es un olivo o un acebuche?», aunque lo estemos viendo en su sitio ‘correspondiente’.

¿Se parecen? En muchas cosas: 

  • Los dos pueden vivir en la mayoría de los terrenos. 
  • Llevan mejor el calor que el frío. 
  • Aguantan sequías, lo que hace que en muchas ocasiones sean utilizados para reforestar bosques. 
  • Dan aceitunas. 
  • Son de hoja perenne. 

¿En que se diferencian el olivo y el acebuche? 

He aquí el quid de la cuestión inicial que planteamos. Al ser árboles de la misma familia, cuesta diferenciarlos, pero vamos a darte unas claves para que puedas establecer distinciones en un periquete: 

  • La fruta de ambos es la aceituna (o la oliva), pero la del acebuche es mucho más pequeña en comparación. Además, el color del fruto del olivo es más intenso. 
  • Ambos son de hojas perennes. Sin embargo, las del olivo son más largas y grandes y las del acebuche más cortas y delgadas. 
  • El tamaño es crucial para diferenciarlos, ya que el olivo puede llegar a alcanzar los 15 metros de altura mientras que el acebuche no tiene tanta altura. 
  • En el caso del acebuche, suele aparecer casi siempre en forma silvestre acompañando a las encinas, quejigos y alcornoques, o en los matorrales que resultan de su degradación, junto al lentisco, mirto o palmito.

26 de noviembre, Día del Olivo

No podemos terminar este post sin señalar que este Día del Olivo se fijó en el calendario en la 40.ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO en 2019, y se celebra, desde entonces, el 26 de noviembre de cada año.

El olivo, además de darnos alegrías, también tiene una parte simbólica. Desde la antigüedad su rama ha simbolizado la paz y la armonía y esto es común a todos los países, crezca o no este árbol. Qué suerte tenemos de poder salir al campo y poder verlo y tocarlo con nuestras propias manos. Qué suerte tenemos de vivir en nuestro entorno. ¡Feliz Día del Olivo! 

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